A veces pasa que lo que más vale no se ve, o no se sabe... O mejor dicho, pasa con cierta frecuencia.
Normalmente las empresas saben el valor que supone el Conocimiento, y aunque no siempre se evalúa correctamente, tienen una idea aproximada de en qué puede consistir ese Conocimiento, y en qué recursos se sustenta. Pero eso no siempre ocurre, o se dimensiona de una forma muy defectuosa.
Ocurre con mayor frecuencia en sectores nuevos, donde el componente de Innovación es mayor, y por tanto la interacción con el Mercado require de cierto tiempo, para ver el Valor que un determinado conocimiento puede aportar, y estimar la oportunidad de valorar, retener, estimar, motivar aquellos recursos intangibles que lo hacen viable, que lo aportan.
Esta valoración desde luego no se puede realizar en las áreas contables, donde se puede medir lo que se puede medir de una forma "física". El Valor que se aporta a los Clientes puede tener un recorrido amplio en el tiempo, y puede tener una proyección también amplia, ¿por qué no?, en el Mercado. Influye mucho en el posicionamiento, y ha supuesto una inversion el conseguirlo.
No saberlo valorar o retenerlo es a veces un gran error, que lamentablemente se produce a veces en las empresas, y para evitarlo podrían hacer un cierto esfuerzo en evaluar adecuadamente esos Recursos Intangibles, comprobar qué Conocimiento aportan y la Ventaja Competitiva que generan.
No saberlo, es perderlo; y no estimarlo adecuadamente es no aprovechar un gran potencial de desarrollarlo y ganar aún más en competitividad.
Sin duda, este es uno de los retos más importantes para que avence la INNOVACION con mayúsculas.
lunes, 21 de noviembre de 2016
jueves, 15 de septiembre de 2016
Apostillas a la Generación Halley: Halley-86
Bueno, pensándolo de forma más rigurosa habrá que tener en cuenta que el Halley vuelve cada 75 años, y por lo tanto habría que "matizar" o concretar a qué visita del Halley nos referimos. Por ejemplo, sería Halley-86, para referirse a la del año 1986 ...
Aprovechando esta pequeña reflexion, apunto también que probablemente las próximas generaciones pasarán a tener como uno de sus Fuentes de denominación los nombres de nuevos Astros (o fenómenos astrónomicos) en los que la Ciencia, la astrofísica, vaya avanzando...
Lo iremos siguiendo, y matizo por tanto que la Generación Halley a la que me refería es la Halley-86.
Aprovechando esta pequeña reflexion, apunto también que probablemente las próximas generaciones pasarán a tener como uno de sus Fuentes de denominación los nombres de nuevos Astros (o fenómenos astrónomicos) en los que la Ciencia, la astrofísica, vaya avanzando...
Lo iremos siguiendo, y matizo por tanto que la Generación Halley a la que me refería es la Halley-86.
miércoles, 14 de septiembre de 2016
Generación Halley

A principios de este mes he asistido en Santander a un Encuentro de las Telecomunicaciones que celebraba su edición número 30. El evento nació en 1987, justo un año después de la visita del cometa Halley.
Y me he dado cuenta de que ese fué el año en el que comencé a trabajar en Madrid, en 1987, después de haber visto en 1986 el Halley pasando por el cielo estrellado de Morón de la Frontera en Sevilla.
La Telecomunicaciones han evolucionado mucho desde entonces, y la Informática o "lo Digital" también, de forma que ahora se habla de Transformación Digital de la Sociedad, y no es necesario pensar mucho para darnos cuenta de lo que se puede hacer hoy con el móvil, que ya no es un teléfono sino un ordenador hiperconectado con el que puedes gestionar las vacaciones, vigilar lo que pasa en tu casa, realizar estupendas fotos que compartes con tu red al momento, coordinar a un grupo con mensajes gratuitos...
Realmente, estamos inmersos en un mundo digital, donde mucho está sustentado en 1's y 0's, al mismo tiempo que se proyecta en redes personales totalmente interconectadas.
Y al ritmo que evoluciona la sociedad, da la impresión de que Moore tenía razón de una forma aún más amplia que la Ley que lleva su nombre sobre la progresión geométrica de los transistores que componen un microprocesador. Habría que ver el enunciado actualizado de su famosa ley, pero no cabe duda de que realmente la evolución es exponencial, y en pocas décadas las nuevas generaciones serán no solo "nativos digitales" como ya se menciona, sino practicamente "seres humanos digitales".
Parece comprobado científicamente que el cerebro evoluciona con el uso intensivo de los dispositivos digitales, y que despliega internamente sus redes de neuronas acorde con el nivel de uso de esos dispositivos, y la comunicación que se desarrolla en las redes.
Estamos por tanto ante generaciones nuevas, con una proyección de cambio fuerte, no solo por la tecnología, sino por los cambios en los modelos de relación, en los modelos de negocio entre empresas y clients, y en general en la forma de relacionarse socialmente. En parte todo esto forma parte de lo que se viene entendiendo como "el ADN de la Generación Millennials".
Pero es que, para los que hemos vivido en el sector de las Tecnologías de la Información (IT) y las Comunicaciones (TIC), durante estos 30 años hemos ido percibiendo progresivamente la evolución y por tanto podríamos reivindicarnos no sólo como "inmigrantes digitales", sino como de la Generación Halley.
Así queda más poético... y en lugar de pensar que ha pasado mucho tiempo (30 años) desde que esto empezó a rodar..., aún nos queda más tiempo (45 años) para la vuelta del cometa Halley. Y podemos motivarnos en aguantar para verlo. Para ver cómo sera esa sociedad hiperdigital que nos espera.
martes, 30 de agosto de 2016
Sobre Transformación Digital y Emociones Humanas
De joven estuve apunto de responder a Penrose... sobre su tesis de "La nueva mente del emperador". A diferencia de lo que él defendía, yo estaba convencido de que la personalidad llegaría a digitalizarse, y gestionarse, generarse, desarrollarse en "artefactos" (dispositivos) digitales y/o computacionales de forma equivalente al ser humano. Sería una forma de conseguir la inmortalidad...
Hoy no lo creo, y no se me ocurriría apuntarme a un programa que he visto en algún medio para inmortalizarse en la Nube.
Ahora estoy convencido de que somos -los humanos- en base a las emociones que vivimos y sentimos en nuestro cerebro, en nuestro cuerpo. Con las hormonas que tenemos, la sangre, los neurotransmisores. Aunque hubiera un androide biológico, que no fuera de silicio inerte, que estuviera vivo...: sería diferente, aunque pensara y sintiera. Lo haría a su forma.
Y aunque pudiera generarse una aproximación, muy fina, muy acertada, de forma que casi simulara el tipo de personalidad humana. Y aunque fuera posible un nivel de digitalización de la personalidad muy avanzado que permitiera replicar de manera muy cercana el pensamiento y sentimiento de un ser humano, no querría ver mi personalidad proyectada en una aproximación de ese tipo.
Renunciaremos pues a ese tipo de inmortalidad, y espero que eso me permita vivir más intensamente, con nuestras limitaciones, también temporales.
Hoy no lo creo, y no se me ocurriría apuntarme a un programa que he visto en algún medio para inmortalizarse en la Nube.
Ahora estoy convencido de que somos -los humanos- en base a las emociones que vivimos y sentimos en nuestro cerebro, en nuestro cuerpo. Con las hormonas que tenemos, la sangre, los neurotransmisores. Aunque hubiera un androide biológico, que no fuera de silicio inerte, que estuviera vivo...: sería diferente, aunque pensara y sintiera. Lo haría a su forma.
Y aunque pudiera generarse una aproximación, muy fina, muy acertada, de forma que casi simulara el tipo de personalidad humana. Y aunque fuera posible un nivel de digitalización de la personalidad muy avanzado que permitiera replicar de manera muy cercana el pensamiento y sentimiento de un ser humano, no querría ver mi personalidad proyectada en una aproximación de ese tipo.
Renunciaremos pues a ese tipo de inmortalidad, y espero que eso me permita vivir más intensamente, con nuestras limitaciones, también temporales.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)